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Entrevista al Dr. Rafael Estrada Michel,egresado y maestro de la ELD

Por : Gerardo Pérez Chow Martínez / Area : ACADEMIA - Vida en la Libre
Número : 20 , Tercera Época  /  Diciembre de 2009
?Las escuelas universitarias viven por sus alumnos
(aunque a veces nos olvidamos de ello...)?

Durante casi 100 a?os de vida, la Escuela Libre de Derecho ha gozado de una merecida reputación, misma que ha sido fruto de la labor de los maestros, pero también de los alumnos. Recordando nuestra historia, fue en el a?o de 1912 en que un grupo de valientes estudiantes de la entonces Escuela Nacional de Jurisprudencia, liderados por grandes personalidades como Manuel Herrera y Lasso, Ezequiel Padilla y Luis y Vicente MacGregor entre otros, convencidos de la verdadera naturaleza de la docencia universitaria, decidieron, por iniciativa propia y en beneficio de sus estudios, fundar con la ayuda de maestros como Agustín Rodríguez, Francisco León de la Barra, Emilio Rabasa y Jorge Vera Esta?ol entre otros, nuestra Escuela Libre de Derecho.

Diversas causas fueron las que motivaron a dichos alumnos y maestros a separarse de la hoy Facultad de Derecho de la UNAM, pero todas ellas se pueden resumir en una: La Escuela Nacional de Jurisprudencia ya no vivía para sus alumnos. Las acciones implementadas por el nuevo régimen maderista, consistentes en la designación de Luis Cabrera como director de dicha Escuela y sus medidas impuestas en razón, no de un mejoramiento académico, sino más bien por causas políticas de control estatal, provocaron un descontrol en la vida académica dando lugar a luchas de intereses y de posicionamiento, descuidando así lo más valioso de una institución universitaria: sus alumnos.

No es el propósito de este artículo hostigar al amable lector con datos históricos (mucho menos si son datos que presumimos saber), no pretendo tampoco hacer una analogía con las circunstancias que se vivían en 1912. Mi intención es simplemente cuestionar, tanto a alumnos como maestros, si seguimos compartiendo con los fundadores de nuestra Escuela los mismos ideales que motivaron su fundación; cuestionar si los alumnos mantienen ese espíritu creativo y emprendedor y si los maestros mantienen ese compromiso desinteresado con el alumnado al impartir sus cátedras (o al desempe?ar sus cargos.)

El artículo lleva por título palabras del Doctor Rafael Estrada Michel, ex alumno y maestro de la Escuela, mismas que pronunció en la conferencia del día 30 de octubre de este a?o en uno de nuestros auditorios; palabras que despertaron en mi interés y me animaron a profundizar en el tema. Para tales efectos y con el propósito de llegar a la primer fuente, solicité una entrevista con Doctor Estrada, misma que amablemente me concedió y transcribo a continuación.

Doctor, me llamó mucho la atención, en aquella conferencia en la usted tomó parte, la frase que hoy es título de este artículo. ?Por qué la usó y por qué la terminó de esa manera (las escuelas universitarias viven para sus alumnos, aunque a veces nos olvidemos de ello...)? ?La dijo en alg?n contexto específico, relacionado con hechos que han marcado su experiencia como maestro?

Mire, por supuesto hay muchos hechos específicos que sería absurdo tratar de relatar, pero yo creo que siempre la Escuela ha sufrido, por lo menos desde que yo la conozco, la tentación de convertirse en una corporación de profesores que se olviden- y es sólo una tentación, que existe pero no digo que se cumpla- que se olviden de la labor primordial que tenemos, que es beneficiar a México a través de la formación de los mejores abogados. Así que la tentación existe no cabe duda.

En el proemio del artículo, empiezo hablando de los primeros 100 a?os de nuestra Escuela, cuestionando alguna posible diferencia entre aquellos alumnos y maestros fundadores y nosotros contemporáneos. ?Considera usted que hay alguna diferencia significante?, al hablar de los maestros fundadores, escuchamos nombres de gran prestigio, no sólo en lo académico, sino también en lo político, social y cultural, y con una profunda convicción en su compromiso con los alumnos, ?mantiene hoy la Escuela el mismo perfil de profesores?

Por supuesto que es otro país, el México de inicios del siglo XX, era un México en donde la inmensa mayoría de las personas no tenían acceso a los estudios, no digamos superiores sino medios, y la élite que tenia acceso a esos estudios era una élite mucho mejor formada que las élites actuales que evidentemente en n?mero
son mucho mayores pero cuya formación de bachillerato deja mucho que desear. Es difícil pensar que hoy pudiera darse en las aulas de una escuela mexicana de derecho un Alfonso Reyes, un José Vasconcelos. Dicho lo anterior, también es cierto que la vida del abogado decimonónico, que es el abogado liberal decimonónico o el abogado católico decimonónico, que es el que funda la Escuela, en su calidad de profesor llevaba una vida que le permitía dedicarse con mucha mayor sistematización y dedicarle mucho mayor tiempo al estudio, al estudio sereno y reposado, que se dedicaba a la literatura, (Emilio) Rabasa es uno de los grandes literatos del siglo XIX y XX mexicanos, lo mismo puede decirse de Antonio Caso. Evidentemente eran otros tiempos, pero también es cierto que era una Escuela muy reducida, que impactaba muy poco en la sociedad mexicana. Eso ya no existe, ahora tenemos una labor mucho más importante, incluso desde el punto de vista numérico, en la formación de cuadros de élite para el país, élite en el mejor sentido académico de la palabra.

En cuanto a los alumnos, los fundadores tenían quizá un espíritu mucho más creativo que nosotros que les permitía estar en un constante movimiento hacia la b?squeda de nuevas y mejores alternativas para sus estudios, una b?squeda comprometida de maneras de participación en el mejoramiento de México. En mi experiencia personal, muchos alumnos de hoy se limitan a sólo cubrir las asistencias y pasar el examen; no creo que debiera ser ese el papel de un alumno, mucho menos de derecho, ya que la materia exige una constante renovación. En su experiencia como maestro, ?ha cambiado el perfil del alumno de la Escuela al grado de perder el distingo con aquel de cualquier otra universidad?

Tanto en mi experiencia como maestro de la Libre y como alumno de la misma, es evidente que la Escuela ofrece al alumno una disciplina que no se encuentra en otras instituciones del país, y eso es ya per se bueno. Estás frente a una gente que sabes que fue capaz de tirarse un mes o mes y medio a estudiar 15 horas diarias o 16 o 20 si era necesario. Esto no implica que el método de estudio sea la ventaja, creo que como usted se?ala, muchísimas veces el alumno estudia simplemente para memorizar un curso y pasar el examen con cierto decoro. Habría que replantear muy bien qué es lo que queremos que aprendan nuestros alumnos, y sobre todo en el sentido valorativo, empírico y realista del acercamiento al derecho. Ético, la ética es una asignatura en la que hay que recalcar muchísimo.

En ese sentido, la materia de ética y Deontología que estudiamos en el tercer a?o, es considerada por muchos una materia de segunda y esto debido a que no se tiene un convencimiento de que pueda ser una materia práctica o ?til en la vida de un abogado postulante.

Exactamente, sin embargo yo diría que es una materia primordial, una materia que va a acompa?ar, durante toda su vida, cualquiera que sea el ejercicio profesional del alumno, es decir, es muy probable que alguien dedicado al derecho corporativo nunca vuelva a hablar de derecho penal, derecho aeronáutico o seguro y fianzas. Eso no pasa con la ética; cualquiera que sea la operación jurídica de que se trate, tendrá que hablar una y otra vez y se enfrentará a dilemas de carácter deontológico.

En su encargo como Secretario de posgrado desde 2005 y Secretario académico y de administración de 2007-2009, en comparación con el extenso término del Lic. Pedro Barrera, su cargo como secretario duró muy poco, tal vez fue demasiado corto para haber podido consolidar algunas de sus ideas para el mejoramiento de la Escuela. ?Cuáles fueron sus objetivos?, ?qué medidas pudo establecer y cuáles por la corta duración no fueron posibles?

Los objetivos que tuve los cumplí a carta cabal, que fueron, implementar un examen de admisión, que permitiera una selección más realista y justa de los alumnos que entran a la Escuela, eso se cumplió, por lo menos los a?os que estuve como Secretario.Segundo, establecer un mecanismo absolutamente justo y equitativo en la asignación de los salones para los alumnos de licenciatura, y eso se hizo, y tercero, en el caso de posgrado implementar la maestría en derecho, cuestión que también se cumplió durante mi secretaría.

Estoy muy de acuerdo con la ideación y cumplimiento de esos objetivos, pero cuando usted se refiere a justo y equitativo, ?se refiere a ir en contra de ese tradicional manejo de influencias dentro de la Libre?

Si por supuesto, a no admitir ning?n tipo de recomendación para que ning?n alumno estuviera en tal o cual grupo o para que ning?n alumno ingresara a la Escuela.

Pero es difícil eso habiendo maestros o abogados que pretenden tener y ejercer cierta influencia para hacer valer su creída autoridad, usted como Secretario ?como lo enfrentó, tuvo el apoyo de otros maestros, del Rector?

Si por supuesto, se tuvo el apoyo de las autoridades, de la Junta Directiva y del Rector y hay una enorme base de profesores de buena voluntad en nuestra Escuela, que es lo que la salva y lo que la hace grande, ahora yo le diría, sí fue difícil pero de ninguna manera fue imposible, mi secretariado lo demuestra.

Dentro de las ?ltimas decisiones que se han tomado, en cuanto al plan de estudios y la ampliación de grupos en primer y segundo a?o, a mí lo que más me preocupa es saber qué garantía tenemos los alumnos que la designación de los maestros para los nuevos salones realmente fue la mejor selección, ya que no sabemos nosotros si dicho proceso de designación fue un proceso estudiado, si fue profundamente analizado por la Asamblea de Profesores, o si fue por designación directa.

Por lo general los profesores de la Escuela no somos designados ni por la Asamblea ni por la Junta Directiva, somos ratificados a los tres a?os en ejercicio de la cátedra, el procedimiento al interior de la Junta Directiva para estas ?ltimas designaciones lo desconozco, porque yo ya no ejercía la Secretaría.

Quiero pensar que esa designación cumple con lo necesario para alcanzar los objetivos de la Escuela, del cual destaca la formación de los mejores abogados. Es por esa exigencia y la b?squeda de la excelencia académica que surge mi siguiente pregunta. En comparación con otras universidades, ?nuestra Escuela ha perdido el prestigio que presumía tener?, ?ha perdido nivel y excelencia?, sobre todo si consideramos que escuelas como la UNAM que se ha mantenido a un gran nivel y otras como ITAM y UP que con planes de estudio diferentes a los nuestros han formado grandes abogados.

Yo creo que no en algunos aspectos por muchas razones que ya le mencioné, como la disciplina, el rigor en el estudio, que no es lo mismo que el rigor académico de otras escuelas. Creo que la Escuela se conserva gracias al sistema exigente de evaluación, a la cátedra gratuita que imparten los maestros y al tipo de alumno que no sólo se inscribe sino que subsiste en la escuela, debido a eso mantenemos un rigor que no es comparable al de ninguna otra institución, por lo menos del Valle de México; en cuanto al prestigio, en la generación de ciencia jurídica me parece que si estamos a la zaga y que es imprescindible crear e inculcar el gusto en la investigación, el gusto por la ciencia jurídica, de tal forma que vayamos desarrollando, con base en honrar nuestra muy profunda tradición de libertad en el derecho, honrándola a través de productos de alta investigación, investigación de vanguardia, que permeen en la realización, por ejemplo en la realización de más y mejores tesis profesionales, más y mejores tesis de maestría y que permitan hacer del abogado de la Escuela algo más que un técnico muy bien dotado.

Una de las ?ltimas preguntas, y para empezar a cerrar el tema, usted mencionó al principio que en la Escuela existía la tendencia a corporativizarse, ?a qué se refiere con ese término?

Más que una tendencia, existe una tentación de confundir a la Escuela con un cuerpo de profesores que se defienden entre ellos como estamento que hace imposible, entre otras cosas, vivir en un régimen eficaz de derechos hacia los alumnos, esa tentación siempre ha estado ahí y es la que cada generación tenemos la obligación de evitar que se convierta en realidad, ya que sería desde ese punto deplorable. Tenemos que entender el sentido de comunidad, nuestra Escuela es una comunidad, no sólo de vivos y muertos, en la que por supuesto tenemos que reconocer y respetar a nuestros mayores. En mi caso, yo cada vez que entro a esta institución recuerdo a mis maestros, concretamente al maestro José Luis De la Peza y a Ramón Sánchez Medal y en mi mente pienso, hay que renovar ese compromiso con nuestros grandes mayores una y otra vez. También somos una comunidad de alumnos y profesores, en donde la relación no puede ser de igualdad por las exigencias pedagógicas, pero tiene que ser de reconocimiento de la dignidad eminente que tiene toda persona humana y en consecuencia todo alumno y profesor de la Escuela, esto se traduce en justicia y equidad en los procesos, en transparencia en combate a la opacidad, en combate al privilegio, en general en combate a la corrupción; combate de ambos lados, es decir, no puede pedírsele a la administración de la Escuela que justifique inasistencias, cuando no hay ning?n motivo para ello, no puede pedirse que se cambie los grupos asignados, a menos que todos los alumnos tuvieran derecho a elegir sus grupos, en consecuencia sus profesores, no puede admitirse a un alumno que no cumple los requisitos porque eso significa dejar fuera a otros muchachos por razones no transparentes, razones opacas y no puede establecerse un listado de preparatorias privilegiadas de donde nos gustaría que llegaran los alumnos evitando que de otras escuelas, marcadamente las de corte oficial, no lleguen alumnos a nuestra Escuela, es decir, tienen que ser los procesos lo más justos y equitativos.

Dentro de esa justicia que usted menciona entre alumnos y maestros ?entra el tema de aquéllos maestros, que si bien conocemos, ya están algo anticuados en sus métodos de ense?anza o a?n peor que no asisten a clases?, ?no es la inamovilidad de los maestros lo que hace que descuiden en algunos casos sus cátedras?

La inamovilidad de los profesores presenta ventajas y desventajas. Es una enorme ventaja frente a otras instituciones en donde por criterio ideológico es posible remover a un profesor, pero tiene una enorme desventaja que es ésta que usted se?ala, los maestros no cumplidos que establecen otra forma de inequidad, injusticia, de corrupción diría yo. Un profesor que no da su clase en los términos que el reglamento se?ala o aquel que falte el respeto a los alumnos debería poder ser sometido a un procedimiento disciplinario, evitando así que se den ese tipo de conductas en una comunidad sana entre profesores y alumnos, y ese fue otro de los objetivos cumplidos de mi administración, a los que anteriormente usted se refería, y lo hacía bien toda vez que es su derecho cuestionarlos. Y si con lo hecho en mi administración, que para mí fue altamente honorable, logramos permear la creación de una cultura comunitaria en nuestra Escuela me doy por bien servido. Pero no es suficiente, que le quede claro a usted y a Pandecta que seguiré luchando por aquellos objetivos en beneficio de la Escuela desde la trinchera de profesores porque creo en ello y creo que es la manera en la que nuestra Escuela le puede dar al país y al foro los mejores alumnos y futuros abogados.

Gerardo Pérez Chow Martínez
Consejero de Pandecta, coordinador de la sección de Litispendencia.
Cursa el tercer a?o de la carrera en la Escuela Libre de Derecho.
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